Silicon Valley Promete Innovar. ¿Pero Para Quién?

August 11, 2025
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En el centro mundial de la innovación, las mujeres siguen enfrentando desigualdad salarial, techos de cristal y la fragilidad de las redes que las sostienen.Silicon Valley, símbolo de disrupción y progreso tecnológico, convive con una contradicción profunda. Mientras sus empresas lideran la economía digital, las mujeres siguen siendo minoría en la fuerza laboral y enfrentan barreras que las empujan fuera del sector. El futuro que se diseña aquí continúa, en gran parte, pensado por y para hombres.

Mujeres en tecnología: avances lentos y persistente desigualdad
A nivel nacional, las mujeres representan apenas el 35 % de la fuerza laboral en tecnología. Hace una década, la cifra era de un 9 %, un salto que muestra progreso pero que sigue dejando fuera a millones. Según Women in Tech Network, en Estados Unidos hay cerca de 3,7 millones de mujeres en el sector, apenas el 23 % de todos los empleos tecnológicos. Tres de cada cuatro reportan haber sufrido discriminación laboral, con pérdidas salariales que promedian 15.000 dólares anuales.

Retención y barreras invisibles en Silicon Valley
La falta de retención es un problema estructural. Mientras que en otros sectores las mujeres sostienen sus carreras por décadas, en tecnología la mitad abandona antes de los 35 años. “No es que nos falte talento, es que nos sobra resistencia para un sistema que sigue sin adaptarse a nosotras”, afirma Reshma Saujani, fundadora de Girls Who Code.

En el Área de la Bahía, la representación femenina alcanza un 36 %, superando el promedio nacional. Sin embargo, la brecha salarial persiste: en los mismos puestos, las mujeres ganan entre un 6 y un 8 % menos que sus colegas hombres.

La fragilidad de las redes de apoyo
El cierre de Girls in Tech en 2024 expuso un problema crítico. Fundada en 2007, la organización creció hasta contar con más de 130.000 miembros en 38 países. Ofrecía mentoría, formación y visibilidad a mujeres y personas trans en tecnología. La falta de financiamiento forzó su desaparición. “Cuando desaparecen estos espacios, perdemos comunidad y la memoria colectiva de que otra tecnología es posible”, explica Adriana Gascoigne, su fundadora.

Modelos que resisten y redefinen la inclusión
En contraste, Lesbians Who Tech + Allies, nacida en el barrio de Castro en 2012, ha logrado sostenerse y expandirse. Con un enfoque explícito en mujeres queer, personas trans y aliades, ha construido un ecosistema que desafía la homogeneidad corporativa. Desde el evento “Bring a Lesbian to Work Day” hasta conferencias con ejecutivas afrodescendientes y latinas, ha demostrado que la diversidad no es un gesto simbólico sino una estrategia de innovación.

El costo de la exclusión en el futuro tecnológico
La industria tecnológica diseña gran parte de la infraestructura de la vida contemporánea. Excluir a mujeres y diversidades significa construir un futuro parcial, incapaz de responder a las necesidades de toda la población. Silicon Valley no puede proclamarse el motor del cambio si sus propias estructuras siguen replicando desigualdades del pasado.


El relato de Silicon Valley se nutre de la idea de romper límites. Para ser creíble, debe empezar derribando los suyos: los muros que aún separan a las mujeres del centro de las decisiones tecnológicas. El talento está ahí. Lo que falta es voluntad de redistribuir el poder.

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August 10, 2025

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En el centro mundial de la innovación, las mujeres siguen enfrentando desigualdad salarial, techos de cristal y la fragilidad de las redes que las sostienen.Silicon Valley, símbolo de disrupción y progreso tecnológico, convive con una contradicción profunda. Mientras sus empresas lideran la economía digital, las mujeres siguen siendo minoría en la fuerza laboral y enfrentan barreras que las empujan fuera del sector. El futuro que se diseña aquí continúa, en gran parte, pensado por y para hombres.

Mujeres en tecnología: avances lentos y persistente desigualdad
A nivel nacional, las mujeres representan apenas el 35 % de la fuerza laboral en tecnología. Hace una década, la cifra era de un 9 %, un salto que muestra progreso pero que sigue dejando fuera a millones. Según Women in Tech Network, en Estados Unidos hay cerca de 3,7 millones de mujeres en el sector, apenas el 23 % de todos los empleos tecnológicos. Tres de cada cuatro reportan haber sufrido discriminación laboral, con pérdidas salariales que promedian 15.000 dólares anuales.

Retención y barreras invisibles en Silicon Valley
La falta de retención es un problema estructural. Mientras que en otros sectores las mujeres sostienen sus carreras por décadas, en tecnología la mitad abandona antes de los 35 años. “No es que nos falte talento, es que nos sobra resistencia para un sistema que sigue sin adaptarse a nosotras”, afirma Reshma Saujani, fundadora de Girls Who Code.

En el Área de la Bahía, la representación femenina alcanza un 36 %, superando el promedio nacional. Sin embargo, la brecha salarial persiste: en los mismos puestos, las mujeres ganan entre un 6 y un 8 % menos que sus colegas hombres.

La fragilidad de las redes de apoyo
El cierre de Girls in Tech en 2024 expuso un problema crítico. Fundada en 2007, la organización creció hasta contar con más de 130.000 miembros en 38 países. Ofrecía mentoría, formación y visibilidad a mujeres y personas trans en tecnología. La falta de financiamiento forzó su desaparición. “Cuando desaparecen estos espacios, perdemos comunidad y la memoria colectiva de que otra tecnología es posible”, explica Adriana Gascoigne, su fundadora.

Modelos que resisten y redefinen la inclusión
En contraste, Lesbians Who Tech + Allies, nacida en el barrio de Castro en 2012, ha logrado sostenerse y expandirse. Con un enfoque explícito en mujeres queer, personas trans y aliades, ha construido un ecosistema que desafía la homogeneidad corporativa. Desde el evento “Bring a Lesbian to Work Day” hasta conferencias con ejecutivas afrodescendientes y latinas, ha demostrado que la diversidad no es un gesto simbólico sino una estrategia de innovación.

El costo de la exclusión en el futuro tecnológico
La industria tecnológica diseña gran parte de la infraestructura de la vida contemporánea. Excluir a mujeres y diversidades significa construir un futuro parcial, incapaz de responder a las necesidades de toda la población. Silicon Valley no puede proclamarse el motor del cambio si sus propias estructuras siguen replicando desigualdades del pasado.


El relato de Silicon Valley se nutre de la idea de romper límites. Para ser creíble, debe empezar derribando los suyos: los muros que aún separan a las mujeres del centro de las decisiones tecnológicas. El talento está ahí. Lo que falta es voluntad de redistribuir el poder.

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