El Liderazgo Femenino, la Clave para la Productividad

September 30, 2021
Columna
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Fauxels

En los años 60´s la mujer participaba en el campo laboral escasamente, y aunque estamos en el 2021 las cifras de la representatividad y participación de la mujer en cargos directivos no aumenta en gran medida. En América Latina el 15% de los cargos directivos son ocupados por mujeres, una cifra baja en general teniendo en cuenta la ley de cuotas que rige en algunos países; en Colombia, por ejemplo, en el 2020 se alcanzó un 45% de participación de las mujeres en el ámbito laboral directivo, la norma establece que como mínimo el 30% de casos de nivel decisorio deben ser ocupados por la cuota femenina, sin embargo según el Plan Nacional de Desarrollo, se estableció que para el 2022 se debe lograr aumentar la participación de la mujer a un 50%. 

En época de campaña es imposible no repensar la posición y la importancia de promover el liderazgo de la mujer, no solo en el ámbito político sino en el nivel empresarial, motor que mueve los diferentes espacios más importantes del país desde las fibras del reconocimiento de las personas por su trabajo en las periferias rurales y el tejido territorial tan golpeado fuertemente a lo largo de la historia. En el congreso de la Republica tan solo el 20% de las curules son ocupadas por la cuota femenina, y 12 departamentos del país ni siquiera han tenido una mujer como representante a la cámara, una de las razones más fuertes para invertir en el liderazgo femenino y su importancia en la incidencia política.

Promoviendo la representación de la mujer en los diferentes ámbitos, tanto rural como étnico se lograría seguir impulsando un reconocimiento sólido y sostenible al trabajo que aporta y que significa ser mujer en Colombia. Desde la base de la mujer campesina o la mujer afro que desarrolla un papel decisorio en el entorno cultural, hasta la incidencia de su actuar directa e indirectamente en la vida política, económica y pública. El liderazgo femenino va más allá de una básica consideración ética de igualdad, la importancia de este liderazgo se ha convertido en los últimos años en una importante herramienta de promoción y crecimiento económico de organizaciones, corporaciones y fundaciones que llevan en sus principios la meta de romper la brecha enorme que impide el auge y sostenibilidad empresarial, liderada por una mujer en representación de su comunidad.

Así las cosas, el conteo regresivo para promover la participación política de las mujeres en Colombia se mueve a pasos de gigantes; son muchas las organizaciones que se han tomado muy enserio la importancia de la representatividad y el ejercicio político por parte de las mujeres, y están dispuestas a estar presentes en las listas de candidaturas para ocupar un espacio en las agendas de igualdad de género de cara a las elecciones de 2022. Sin embargo, garantizar la participación de las mujeres en el campo de máximo nivel decisorio sea público o privado, no es tan solo una opción, es un hecho y un deber por cumplir, es una condición necesaria para el cumplimiento a cabalidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; el objetivo 5 donde se hace claridad sobre el empoderamiento de mujeres y niñas para lograr la equidad de género. 


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En los años 60´s la mujer participaba en el campo laboral escasamente, y aunque estamos en el 2021 las cifras de la representatividad y participación de la mujer en cargos directivos no aumenta en gran medida. En América Latina el 15% de los cargos directivos son ocupados por mujeres, una cifra baja en general teniendo en cuenta la ley de cuotas que rige en algunos países; en Colombia, por ejemplo, en el 2020 se alcanzó un 45% de participación de las mujeres en el ámbito laboral directivo, la norma establece que como mínimo el 30% de casos de nivel decisorio deben ser ocupados por la cuota femenina, sin embargo según el Plan Nacional de Desarrollo, se estableció que para el 2022 se debe lograr aumentar la participación de la mujer a un 50%. 

En época de campaña es imposible no repensar la posición y la importancia de promover el liderazgo de la mujer, no solo en el ámbito político sino en el nivel empresarial, motor que mueve los diferentes espacios más importantes del país desde las fibras del reconocimiento de las personas por su trabajo en las periferias rurales y el tejido territorial tan golpeado fuertemente a lo largo de la historia. En el congreso de la Republica tan solo el 20% de las curules son ocupadas por la cuota femenina, y 12 departamentos del país ni siquiera han tenido una mujer como representante a la cámara, una de las razones más fuertes para invertir en el liderazgo femenino y su importancia en la incidencia política.

Promoviendo la representación de la mujer en los diferentes ámbitos, tanto rural como étnico se lograría seguir impulsando un reconocimiento sólido y sostenible al trabajo que aporta y que significa ser mujer en Colombia. Desde la base de la mujer campesina o la mujer afro que desarrolla un papel decisorio en el entorno cultural, hasta la incidencia de su actuar directa e indirectamente en la vida política, económica y pública. El liderazgo femenino va más allá de una básica consideración ética de igualdad, la importancia de este liderazgo se ha convertido en los últimos años en una importante herramienta de promoción y crecimiento económico de organizaciones, corporaciones y fundaciones que llevan en sus principios la meta de romper la brecha enorme que impide el auge y sostenibilidad empresarial, liderada por una mujer en representación de su comunidad.

Así las cosas, el conteo regresivo para promover la participación política de las mujeres en Colombia se mueve a pasos de gigantes; son muchas las organizaciones que se han tomado muy enserio la importancia de la representatividad y el ejercicio político por parte de las mujeres, y están dispuestas a estar presentes en las listas de candidaturas para ocupar un espacio en las agendas de igualdad de género de cara a las elecciones de 2022. Sin embargo, garantizar la participación de las mujeres en el campo de máximo nivel decisorio sea público o privado, no es tan solo una opción, es un hecho y un deber por cumplir, es una condición necesaria para el cumplimiento a cabalidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; el objetivo 5 donde se hace claridad sobre el empoderamiento de mujeres y niñas para lograr la equidad de género. 


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