¿Por Qué las Feministas Hablan del Patriarcado y Cómo nos afecta?

June 10, 2019
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Miguel Bruna en Unsplash

Un punto de convergencia entre las diversas corrientes del feminismo es el reconocimiento del patriarcado como un problema que se encuentra inmerso en la sociedad y que gracias al feminismo ha sido visibilizado y nombrado. De esta forma, el patriarcado es señalado como la fuente de las desventajas, desigualdades y discriminaciones existentes entre los géneros. Si bien, la diferencia de actividades entre hombres, hombres gay, mujeres, mujeres lesbianas, mujeres trans, etc., no generan necesariamente desigualdades, éstas surgen a partir de que se les otorgue menor valor social y/o monetario.

El patriarcado como una forma tradicional de organización social, establece la superioridad del ser y estar del modelo masculino, es decir, se excluye la participación de las mujeres (incluyendo la comunidad LGTTTIQ+) en la construcción de las relaciones sociales, políticas, jurídicas, en la constitución del gobierno y de las instituciones. Esta situación, fue justificada por la idea de que solo los hombres, que han sido dotados con capacidades racionales, pueden lograr el progreso de las sociedades. Dado que las mujeres no son personas racionales y por lo tanto, no tienen la capacidad de autolegislarse, hace de los hombres seres autónomos que pueden ser distinguidos de la familia, como estudiantes, legisladores, empresarios y en todos los ámbitos en los cuales se desempeñen, siendo sujetos libres, tomadores de decisiones personales y/o colectivas.

La teoría contractual de Carole Pateman establece que el acuerdo social solo favorece la ampliación de la libertad entre hombres, pero no de la igualdad entre mujeres y hombres, debido a que siguen en una condición de sujeción (defendida como natural) por el varón integrante de la familia y el gobierno (legítimo por el poder civil), es decir, a pesar de su adscripción a la esfera privada es dirigida y dominada desde el Estado. Y todo ello dejándose hacer porque la mujer no es logos sino naturaleza

Por otra parte, las relaciones entre hombres y mujeres determinadas por normas establecidas a partir del género, visibiliza al patriarcado como forma de poder o sistema de dominación que tiene la capacidad de asignar espacios de acuerdo con una valoración negativa, a lo privado, en la cual se sitúa a las mujeres, o una valoración positiva a lo público, en la que convergen los hombres. Sin embargo, se reconoce que en la práctica, esta separación no es posible, dado que ambas esferas se encuentran dentro del Estado y la capacidad de decisión era generada por hombres tanto en lo público como en lo privado.

Este sistema patriarcal que ha sido coherente, porque se ha normalizado y las normas o conductas sociales que de éste derivan, establece lo que debe ser, lo que esta bien visto socialmente. Pero también se encuentra articulado, debido a que abarca todos los ámbitos de la vida colectiva e individual y ha sido interiorizado desde muy temprana edad. Sin embargo, este sistema perpetúa  las desigualdades y las discriminaciones, restringe el goce de los derechos humanos de las personas que no son varones, además genera violencia visible e invisible. Es así, que partiendo de la desvalorización de las demás formas de construir el mundo, fuera de las establecidas por los hombres, los feminismos han encaminado acciones desde diversas posturas para eliminar este sistema que afecta a más de la mitad de la población que durante siglos fue mantenida al margen de los asuntos públicos y que hoy levantan la voz y demandan sus derechos.


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Un punto de convergencia entre las diversas corrientes del feminismo es el reconocimiento del patriarcado como un problema que se encuentra inmerso en la sociedad y que gracias al feminismo ha sido visibilizado y nombrado. De esta forma, el patriarcado es señalado como la fuente de las desventajas, desigualdades y discriminaciones existentes entre los géneros. Si bien, la diferencia de actividades entre hombres, hombres gay, mujeres, mujeres lesbianas, mujeres trans, etc., no generan necesariamente desigualdades, éstas surgen a partir de que se les otorgue menor valor social y/o monetario.

El patriarcado como una forma tradicional de organización social, establece la superioridad del ser y estar del modelo masculino, es decir, se excluye la participación de las mujeres (incluyendo la comunidad LGTTTIQ+) en la construcción de las relaciones sociales, políticas, jurídicas, en la constitución del gobierno y de las instituciones. Esta situación, fue justificada por la idea de que solo los hombres, que han sido dotados con capacidades racionales, pueden lograr el progreso de las sociedades. Dado que las mujeres no son personas racionales y por lo tanto, no tienen la capacidad de autolegislarse, hace de los hombres seres autónomos que pueden ser distinguidos de la familia, como estudiantes, legisladores, empresarios y en todos los ámbitos en los cuales se desempeñen, siendo sujetos libres, tomadores de decisiones personales y/o colectivas.

La teoría contractual de Carole Pateman establece que el acuerdo social solo favorece la ampliación de la libertad entre hombres, pero no de la igualdad entre mujeres y hombres, debido a que siguen en una condición de sujeción (defendida como natural) por el varón integrante de la familia y el gobierno (legítimo por el poder civil), es decir, a pesar de su adscripción a la esfera privada es dirigida y dominada desde el Estado. Y todo ello dejándose hacer porque la mujer no es logos sino naturaleza

Por otra parte, las relaciones entre hombres y mujeres determinadas por normas establecidas a partir del género, visibiliza al patriarcado como forma de poder o sistema de dominación que tiene la capacidad de asignar espacios de acuerdo con una valoración negativa, a lo privado, en la cual se sitúa a las mujeres, o una valoración positiva a lo público, en la que convergen los hombres. Sin embargo, se reconoce que en la práctica, esta separación no es posible, dado que ambas esferas se encuentran dentro del Estado y la capacidad de decisión era generada por hombres tanto en lo público como en lo privado.

Este sistema patriarcal que ha sido coherente, porque se ha normalizado y las normas o conductas sociales que de éste derivan, establece lo que debe ser, lo que esta bien visto socialmente. Pero también se encuentra articulado, debido a que abarca todos los ámbitos de la vida colectiva e individual y ha sido interiorizado desde muy temprana edad. Sin embargo, este sistema perpetúa  las desigualdades y las discriminaciones, restringe el goce de los derechos humanos de las personas que no son varones, además genera violencia visible e invisible. Es así, que partiendo de la desvalorización de las demás formas de construir el mundo, fuera de las establecidas por los hombres, los feminismos han encaminado acciones desde diversas posturas para eliminar este sistema que afecta a más de la mitad de la población que durante siglos fue mantenida al margen de los asuntos públicos y que hoy levantan la voz y demandan sus derechos.


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