“A un botón de la devastación
puede desaparecer el cielo
y aparecer el color iridiscente
de la confusa radiación nuclear
pueden desaparecer las montañas
y aparecer una pila de cadáveres
pueden desaparecer los mares
y aparecer ríos teñidos de sangre
Pueden desaparecer continentes
Y aparecer socavones santos
A un botón de la devastación…”
Putin promueve la DesNazificación como excusa para su cruenta guerra; sin embargo, ante los recientes acontecimientos, lo que realmente urge es la DesPutinización: desarme nuclear, desactivación de dispositivos de opresión; desmontaje de la guerra; desenmascaramiento del mal; descongestión de la miseria; desalienación de la modernidad; desbanalización de los conflictos.
En Colombia, la guerra de Putin, equivale a décadas de masacres, asesinatos extrajudiciales, siembra de minas antipersonales, desapariciones y desplazamientos forzados; en la rotación y traslación del mundo, la guerra se replica aquí y allá; así como urge DesPutinizar a Rusia, también apremia DesViolentar la política colombiana, que acabó con la oportunidad del posconflicto.
A un botón de la devastación, nos damos cuenta que el mundo tal y como lo conocemos con lo malo y con lo bueno puede desaparecer en cualquier momento, por cuenta de un loco y absurdo movimiento. Así como en el año de 1945 se puso en marcha el proyecto Manhattan y se lanzaron sobre Nagasaki e Hiroshima dos temibles armas: “Little Boy y Fat Man”, también, hoy, 77 años después, se puede correr el riesgo de otro cataclismo desde el mundo soviético, que puede dejar un número indeterminado de personas muertas e incluso desaparecer parte de Europa.
Lo peor es que estas guerras instaladas en las fronteras nunca son ajenas, en Europa y Asia, las armas nucleares y biológicas; en América, los grandes arsenales; en África, las armas de largo y corto alcance; en cada continente, hay huellas de sangre. Y en países particulares como el nuestro, los campos minados y la aspersión glifofascista; nuestro país también tiene un número indeterminado de cadáveres y personas desaparecidas y desplazadas. Por cuenta de todo este armamento, nos matamos entre los pueblos.
Retomando el panorama internacional, durante la segunda guerra mundial, Estados Unidos, utilizó la excusa del ataque a Pearl Harbor para oprimir el botón de la devastación y adelantarse a sus enemigos Nazis; coincidentemente, hoy, Rusia se escuda de nuevo en la farsa DesNazificadora, para amenazar con presionarlo; el ángel de la muerte atómica regresa en formas inimaginables, parece que no tiene piedad y lo único que quiere es exterminar todo a su paso, susurra: “Hazlo, hazlo, hazlo…” Otra vez, el dios Vishnu trata de persuadir al príncipe ruso para que se sume a la lista de los destructores de mundos.
La banalidad del mal Harendtiana siempre presente en la historia humana y por supuesto en la colombiana, vuelve a instalarse para afectar no sólo a Ucrania, sino a todo el planeta; otra vez, nos amenaza el nihilista, (Hitler) los dogmáticos que obedecen sin dudar (Nazis) y las masas alienadas (seguidores); se trata de un dispositivo del mal que resurge en el contrasentido de la DesNazificación. Ciertamente, el mal hace parte de una maquinaria surgida en la letalidad y la perpetuidad del poder.
La urgencia de la DesPutinización, sólo se puede contrastar con la necesidad perenne de la PAZ mundial; el Desarme Nuclear, es lo único que puede prevenir que se repita Chernóbil, el percance nuclear ocurrido en abril del año 1986, en la central nuclear Lenin, ubicada en el Norte del territorio Ucraniano; se trató del peor accidente de la historia; el botón se presionó y todo fue un caos; la muerte y el daño ambiental no tienen vuelta atrás.
DesPutinizar: El hombre que abandona el orgullo de la posesión, libre del sentimiento del “yo” y de “lo mío”, alcanza la paz suprema. (Bhagavad Gita)
Ver Me He Convertido en la Muerte: Destructores de Mundos
STOP WAR